Hay muchas cosas importantes que te dan fuerza para seguir;
esos ojos que te miran con agradecimiento, el ronroneo que aun no habías
escuchado, esa caricia que te piden por primera vez. Pero no todas llegan de
esos pequeños seres que intentamos salvar. Nuestros seres queridos son nuestro
impulso cuando todo lo demás falla. A veces simplemente vienen y te sorprenden
con un "si esto es nada muchacha" y van y te regalan cosas y tiempo.
Este mediodía Yure nos llevó a hacer nuestra compra quincenal
para las colonias. A cargar sacos y latas sin rechistar y solo a cambio de una
sonrisa y un par de magdalenas. Gracias Yure, tu y Jessi siempre están ahí
ayudando con las colonias. Bueno, y con lo que sea, porque no conozco a dos
mujeres mas "todoterreno" que ustedes.
Y luego, para rematar, va Rosa y nos acerca un transportín
nuevecito junto con cuatro mas de cartón que habitualmente usamos para las
casas de acogida. Así, sin más, sin anestesia como dijeron por aquí. Gracias
Rosa, desde el primer momento que te conocí supe que eras una persona muy
especial. No en vano te convertiste en la mama de mi Niña, ahora la feliz Panchita.
Nunca dejaremos de agradecer a todas las personas que nos ayudan
a diario y el día que lo hagamos, esperamos recibir un buen toque de atención
(aceptamos también una colleja Cris)